El buzón, aunque sea virtual, sigue albergando emocionantes sorpresas. Estos días andaba con mi segundo resfriado de la temporada, solo en septiembre, y recibí este correo que no pudo dejar de compartir a propósito de La casa de los erizos.
Perdonen el autobombo pero llegar así a la gente es un tesoro que uno jamás piensa encontrar: "A mi hija (8 años) le ha gustado su libro, le hemos puesto en nuestra lista de favoritos. Le he tenido que explicar lo que es un tanque y pensé que al final lloraría pero el cuento esta tan hermoso y tan ...no encuentro la palabra..inesperado".
Como ya les he respondido, infinitas gracias con lagrimita incluida (y no es fruto de la fiebre).